En los últimos años, la globalización ha sido un tema de debate intenso. Mientras que durante décadas fue vista como un motor de crecimiento y desarrollo económico global, algunos eventos recientes han desafiado su predominio. La pregunta que surge es si estamos entrando en una fase de desglobalización o si, por el contrario, estamos a punto de presenciar una nueva etapa de integración económica global.
El futuro de la globalización: ¿Desglobalización o una nueva fase de integración económica?
¿Qué es la desglobalización?
La desglobalización se refiere al proceso en el que los países revierten la integración económica, restringiendo el comercio, la inversión extranjera directa (IED), y cerrando o limitando sus fronteras a la libre circulación de bienes, capitales y personas. Esta tendencia ha ganado fuerza con fenómenos como:
- Brexit: La salida del Reino Unido de la Unión Europea fue vista como un símbolo de desglobalización, ya que implicaba un retroceso en la integración económica europea.
- Tensiones comerciales entre Estados Unidos y China: La guerra comercial entre estas dos superpotencias ha mostrado el impacto de políticas proteccionistas, como aranceles y restricciones tecnológicas, en la globalización.
- Pandemia del COVID-19: El cierre de fronteras y la interrupción de las cadenas de suministro durante la pandemia dejaron en evidencia la fragilidad de un mundo altamente interconectado.
¿Por qué algunos expertos hablan de desglobalización?
Los críticos de la globalización argumentan que ha aumentado las desigualdades económicas, con un efecto desproporcionado en la mano de obra de los países desarrollados, donde muchos trabajos han sido externalizados a países con costos de producción más bajos. Además, señalan que las empresas transnacionales han obtenido mayores beneficios a costa de pequeñas y medianas empresas locales.
Otro punto importante es el auge del nacionalismo económico. En algunos países, se han adoptado políticas que priorizan la producción local y el empleo nacional frente a la competencia internacional. Esto lo vemos en casos como el «America First» de Donald Trump o el auge de partidos populistas en Europa.
¿Una nueva fase de integración económica?
Sin embargo, aunque la desglobalización parece estar en aumento en algunos contextos, otros ven que estamos más bien ante una transformación de la globalización, en lugar de su retroceso. El comercio global sigue siendo esencial para muchas economías, y la interdependencia económica no puede desaparecer de la noche a la mañana. A continuación, analizamos tres aspectos que refuerzan esta visión:
- Reorganización de cadenas de suministro: La pandemia de COVID-19 mostró la fragilidad de las cadenas de suministro globales, lo que ha llevado a muchas empresas a reconsiderar sus estrategias. Esto ha impulsado el nearshoring, donde las empresas trasladan su producción a regiones más cercanas geográficamente. Si bien esto reduce la dependencia de regiones distantes, sigue fomentando la integración comercial en zonas como América Latina, Asia o Europa del Este.
- Avances tecnológicos: La tecnología sigue siendo un motor clave para la integración económica global. El crecimiento del comercio digital, el uso de blockchain para la trazabilidad de productos y la inteligencia artificial están facilitando nuevas formas de comercio internacional. Países como Singapur, Corea del Sur y Estonia están liderando este cambio tecnológico.
- Nuevos acuerdos comerciales: Aunque algunos países han adoptado políticas proteccionistas, muchos otros siguen apostando por la integración. Un ejemplo de esto es el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), que incluye a 11 países de Asia y América y cubre aproximadamente el 13% de la economía mundial. Otros tratados como el Acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur o la Asociación Económica Regional Integral (RCEP), que incluye a China y otros países asiáticos, apuntan hacia más integración.
Ejemplos ilustrativos de estos cambios
- Nearshoring en México: En respuesta a la disrupción de las cadenas de suministro causadas por la pandemia, empresas estadounidenses han trasladado parte de su producción de Asia a México. Esto no solo fortalece la economía mexicana, sino que también mantiene un alto nivel de comercio regional bajo el T-MEC.
- Crecimiento del comercio digital en África: Plataformas como Jumia han facilitado el acceso de millones de africanos a bienes y servicios internacionales. Esto demuestra que la globalización puede reinventarse en nuevas áreas a través de la digitalización.
¿Qué podría significar para el futuro?
En lugar de ver la globalización como un fenómeno que se está desmoronando, es posible que estemos entrando en una nueva fase. Las economías siguen dependiendo unas de otras, pero con un enfoque más equilibrado, donde se buscan evitar los riesgos asociados con una dependencia excesiva de un solo país o región.
¿Estamos ante el fin de la globalización?
Es poco probable que la globalización termine. Aunque ciertas regiones pueden adoptar medidas proteccionistas, las interdependencias económicas son profundas. Las empresas siguen buscando mercados internacionales, y los países emergentes necesitan del comercio internacional para su desarrollo.
En conclusión, la globalización está lejos de desaparecer. La desglobalización en algunas áreas podría ser una señal de que el sistema actual necesita ajustes, pero las nuevas formas de integración económica muestran que el comercio global sigue siendo vital. La clave para el futuro estará en cómo los países y las empresas logran adaptarse a este nuevo contexto.
Referencias
- Baldwin, R. (2019). The Globotics Upheaval: Globalization, Robotics, and the Future of Work. Oxford University Press.
- Rodrik, D. (2011). The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy. W. W. Norton & Company.
- Irwin, D. A. (2020). Free Trade under Fire. Princeton University Press.
- O’Rourke, K. H. & Williamson, J. G. (1999). Globalization and History: The Evolution of a Nineteenth-Century Atlantic Economy. MIT Press.