¿Por qué China está apostando por el estímulo desde oferta?

Introducción:

En los últimos años, China ha comenzado a modificar su estrategia económica, alejándose de un enfoque tradicional keynesiano basado en el estímulo de la demanda, para centrarse más en la oferta. Este cambio ha sido un movimiento estratégico para enfrentarse a los nuevos desafíos económicos globales y a las propias limitaciones internas del país. La pregunta clave es: ¿por qué China ha tomado este camino y qué implica este cambio para su crecimiento a largo plazo? En este artículo, exploraremos las razones detrás de este viraje, cómo se está implementando, y cuáles son las posibles consecuencias para la economía china y mundial.

¿Qué significa estimular la economía desde la oferta?

El estímulo económico basado en la oferta se centra en mejorar la capacidad productiva de un país. En lugar de centrarse en aumentar el consumo mediante el gasto público o incentivos fiscales (como lo propone el modelo keynesiano), la estrategia de oferta busca hacer más eficiente y competitiva la producción de bienes y servicios, fomentando la inversión en infraestructura, tecnología y capital humano. Esto incluye, por ejemplo, políticas que incentiven la innovación, la reducción de impuestos a las empresas, y mejoras en la productividad laboral.

Este enfoque se asocia con la teoría económica del lado de la oferta, que sostiene que si se mejoran las condiciones para la producción, la economía puede crecer de manera sostenible a largo plazo. El crecimiento de la oferta no solo cubre la demanda interna, sino que puede estimular las exportaciones, un área clave para una economía como la china.

¿Por qué China está apostando por el estímulo desde oferta?

¿Por qué China está dejando el estímulo de la demanda keynesiano?

China ha utilizado durante décadas un enfoque keynesiano, centrado en estimular la demanda mediante grandes proyectos de infraestructura y estímulos fiscales dirigidos a aumentar el consumo interno. Este enfoque fue especialmente evidente después de la crisis financiera de 2008, cuando el gobierno chino lanzó un gigantesco paquete de estímulos para impulsar el gasto y evitar una desaceleración económica.

Sin embargo, en los últimos años, las autoridades chinas han comenzado a reconocer que este modelo tiene sus limitaciones. Los excesivos estímulos a la demanda han generado altos niveles de endeudamiento, sobre todo en el sector inmobiliario y en las empresas estatales. Además, el estímulo de la demanda ha llevado a un crecimiento que, en algunos sectores, ha sido insostenible y ha creado burbujas, como la del sector inmobiliario. Esto ha provocado una necesidad urgente de cambiar de rumbo hacia un crecimiento más equilibrado.

Los desafíos que enfrenta China

Uno de los mayores desafíos que enfrenta China es su modelo de crecimiento basado en la deuda. Las grandes inversiones en infraestructuras y vivienda han aumentado la deuda de los gobiernos locales y de las empresas. Esta situación, combinada con una población que envejece rápidamente, ha hecho que el modelo keynesiano sea cada vez menos viable a largo plazo.

Además, la política de «cero COVID», que resultó en cierres prolongados de ciudades enteras, afectó la confianza de los consumidores y las cadenas de suministro, ralentizando aún más el crecimiento. En respuesta, el gobierno chino ha optado por centrarse en reformas estructurales para mejorar la oferta, en lugar de recurrir a más estímulos para la demanda.

El giro hacia el estímulo desde la oferta

El cambio de China hacia un estímulo basado en la oferta es un reconocimiento de que el crecimiento económico sostenible debe provenir de una mayor productividad y eficiencia. Esto incluye incentivos a la innovación tecnológica, inversión en sectores de alto valor añadido como la inteligencia artificial y las energías renovables, y la reforma del sector estatal para reducir las ineficiencias.

Por ejemplo, el gobierno chino ha puesto un mayor énfasis en la fabricación de alta tecnología como parte de su plan «Made in China 2025», que busca reducir la dependencia de las importaciones tecnológicas y posicionar a China como líder en innovación global. Además, se están realizando esfuerzos para mejorar la calidad del capital humano mediante inversiones en educación y formación técnica.

A largo plazo, este enfoque basado en la oferta está diseñado para hacer que la economía china sea más resistente y competitiva. Al fomentar la producción y las exportaciones, China puede reducir su vulnerabilidad a la volatilidad del consumo interno y a los riesgos globales.

Comparación con el enfoque keynesiano tradicional

El enfoque keynesiano que China ha utilizado durante años ha sido eficaz en tiempos de crisis, como en 2008, cuando los estímulos masivos ayudaron a reactivar la economía global. Sin embargo, las medidas keynesianas tienden a ser soluciones a corto plazo y pueden llevar a desequilibrios estructurales si se utilizan en exceso.

A diferencia del estímulo de la demanda, que impulsa el consumo mediante el gasto público, el estímulo desde la oferta busca soluciones a largo plazo. Si bien los resultados pueden tardar más en aparecer, la creación de una base productiva sólida puede generar un crecimiento más sostenible y resistente a los ciclos económicos.

Tendencias futuras y perspectivas de China

China sigue buscando un equilibrio entre la oferta y la demanda, pero la tendencia apunta a una mayor diversificación y sofisticación de su economía. El desarrollo de sectores de alto valor añadido, junto con políticas que incentiven la innovación y la inversión extranjera, serán clave para mantener un crecimiento estable.

A nivel internacional, esta transición también tendrá un impacto significativo. Al centrarse más en su capacidad productiva y menos en el consumo, China podría incrementar su posición como exportador global, lo que podría generar más competencia para las economías desarrolladas y emergentes.

Además, las políticas de oferta también podrían ser una respuesta de China a los crecientes conflictos comerciales y tecnológicos con Estados Unidos. Al fortalecer su producción interna y reducir su dependencia de tecnologías extranjeras, China busca ser autosuficiente y menos vulnerable a sanciones y barreras comerciales.

Conclusión sobre China

El cambio de China hacia el estímulo desde la oferta refleja su necesidad de adaptarse a un entorno económico global cambiante y a los desafíos internos que enfrenta. Al invertir en innovación, mejorar la productividad y reformar sectores clave, China está apostando por un crecimiento a largo plazo más equilibrado y menos dependiente de la demanda interna o los estímulos fiscales. Este enfoque tiene el potencial de hacer a China más competitiva a nivel global y de influir en la dirección futura de la economía mundial.

Referencias:
  • Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE): «Reformas económicas en China y el crecimiento basado en la oferta.»
  • Banco Mundial: «Desarrollo estructural de China y su impacto en la economía global.»
  • Ministerio de Comercio de China: «Hecho en China 2025 y su relación con la oferta productiva.»
  • Fondo Monetario Internacional (FMI): «China: De la demanda a la oferta – Un análisis del cambio en su política económica.»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio